AMOR Y GUERRA. RAMÓN SAIZARBITORIA

12.05.2020 19:41

 AMOR Y GUERRA. RAMÓN SAIZARBITORIA

Carlos María Hernández Basilio (carloshb4371@gmail.com)

“Mi mujer se llamaba Flora. Decidí matarla el día en que, recogiéndose el camisón en la cintura, se me sentó a horcajadas y me pellizcó las tetillas con la intención

demasiado evidente de complacerme.”

Con este sorprendente párrafo, que capta la atención del lector de una forma inmediata, se inicia la obra objeto de este trabajo. La novela Amor y Guerra (1999) del autor Ramón Saizarbitoria.

Publicada en Euskera con el título Bihotz bi. Gerrako kronikak (Erein, 1996); traducida por Bego Montorio, y titulada en castellano como Amor y Guerra, Espasa Calpe, 1999) obtuvo el “Premio a la Difusión 1996” del Gobierno Vasco y tuvo una excelente acogida. En cuanto a la crítica española, las palabras de R. Senabre no pueden ser más elocuentes: “La lectura de Amor y guerra es un oasis en medio de este desierto de frivolidades mercantiles que nos aflige.” (cf. La Razón, 1999-6-6).

Ramón Saizarbitoria, considerado uno de "los mejores novelistas en euskera del siglo XX",  nació en San Sebastián el 21 de abril de 1944. Sociólogo de profesión, ha sido director del Centro de Documentación e Investigación SIIS, además de autor de numerosos libros en el campo de la sociología. Por su trayectoria en dicha disciplina recibió el I Premio Sustatu, concedido por el Gobierno Vasco, en 1994.

Volviendo a la novela que nos ocupa, veíamos como el final de la historia se anticipa desde el inicio: cuando el marido, narrador en primera persona de la historia, se entera de que su mujer le ha sido infiel y la mata arrojándola por la ventana. La narración de los conflictos y diferencias de la pareja se entremezcla con los recuerdos de anécdotas de la guerra que el narrador y sus amigos reiteran una y otra vez, estableciéndose así un paralelismo entre las dos guerras, la del desamor y la del odio al contrincante político.

Pronto nos vamos encontrando con los personajes principales, inicialmente los cinco amigos que se reúnen con nuestro personaje y su mujer en la sidrería Hambre (“Hambre, que no es más que una sidrería oscura y cutre, por más que cuente con un magnífico piano Pleyel”)

 

Uno de los cinco es Samuel (podría ser nuestro padre dice el protagonista), otros dos son el matrimonio Benito y Claudia; Claudia una mujer que ha sido muy bella pero que ahora padece de Alzheimer, y los otros dos son Ino y Nicolás, Ino había sido Ertzaina durante la guerra mientras Nicolás había sido rojo lo que hará que sus puntos de vista sobre los acontecimientos bélicos sea diferente, a pesar de luchar en el mismo bando.

Otros personajes, más secundarios, dan un tono de comedia a la obra,  como Gregorio, viajante de comercio que vende ropa interior femenina, al que le gustan las gallegas y que durante 20 años fue fraile. Aldekoa nos indica que, con este tipo de personajes secundarios, el autor trata de parodiar las novelas de adulterio del siglo XIX.

Curioso el nombre de Flora, que el autor da a la mujer. Nombre poco frecuente, que suena a desusado y desfasado, pero con un precioso significado “diosa romana de las flores, los jardines y la primavera”, e interesante la breve descripción de su físico juvenil, que todos los lectores vascos reconocemos a la primera “una muchacha de una romería de Arteta”. Atractivo físico juvenil que ha decaído por culpa de los años y de algún exceso de kilos.

Quedan por citar dos personajes que serán fundamentales en la trama, uno es Adolfo; profesor en el Conservatorio de Música como Flora, con quien esta consumará el adulterio que dará lugar a su trágico final, adulterio que confesará de una forma brutal  al verse sorprendida,

“Lo que ella quería decir, evidentemente, es que tenía todavía el esperma de aquel tipo, pegajoso como un moco, suspendido de sus trompas de Falopio. Alguien como el tal Adolfo hubiera dicho: «Cubierta aún por las caricias del otro».”

El otro personaje será Violeta, joven amante del protagonista, y que a la postre resultará ser su sobrina,  20 años más joven, nieta de Mikele de Abando, activista política que enamorará al padre del protagonista, y cuyo parecido físico con Violeta resultará evidente.

En medio de las dos guerras que conforman la trama, encontramos episodios divertidos, como aquel en el que Flora relata la forma en la que un toro mató a su padre, la cabeza del toro disecada se desprendió de la pared de la que colgaba, y obsesiones que se repiten una y otra vez, como la que gira en torno a los acontecimientos ocurridos en día 13.

 

Sobre la técnica narrativa utilizada por el autor, Jon Juaristi nos dirá que "Es una técnica muy peculiar y muy típica de Ramón la de construir el personaje en torno a una neurosis que sufre, en este caso, obsesiva", "El protagonista de Amor y guerra establece dos líneas de fuga: una es la relación obsesiva con su mujer, en la que no puede quitarse de la cabeza a una tercera persona con la que ella ha tenido una aventura, y otra, hacia la memoria de la guerra civil, que cuenta historias recurrentes",  y para terminar transcribimos la magnífica sinopsis de Mª José Olaziregi

Amor y guerra es, antes que nada, un discurso narrativo de rigurosa construcción. Cualquier anécdota, que bien podría resumirse en poco más que una línea, se alarga, se expande en círculos, se desarrolla mezclando el tiempo de la historia con prolepsis, reiteraciones deliberadas y variaciones sobre unos cuantos motivos básicos. Amor y guerra es la novela de un novelista minucioso e implacable que, línea tras línea, va perfilando los rasgos psicológicos de un personaje escalofriante que, como cabía suponer, no se plantea en ningún momento dudas acerca de su catadura moral (…). Por encima de todo ello, la novela de Saizarbitoria es la historia de un desamor, o, para decirlo con más propiedad, de la degradación paulatina de una relación amorosa, convertida en una guerra permanente con brevísimas treguas”.